lunes, 18 de abril de 2011

LA BESTIA EN LA PANTALLA

La bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico
AA.VV. (Jesús Palacios, coord.)
San Sebastián, Donostia Kultura, 2010
330 pp. - 22 €



Fiel a su cita anual con los cinéfilos irredentos del fantastique, y un año después de aquel espléndido "Métal Hurlant" y el cine fantástico, la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián publicaba el año pasado este La Bestia en la pantalla. Aleister Crowley y el cine fantástico, volumen decimotercero de esta colección indispensable, y como el anterior y otros muchos de la misma, coordinado por el experto Jesús Palacios.

Aleister Crowley


Nadie mejor que Palacios para dirigir un proyecto como este: cualquiera que haya seguido su producción bibliográfica sabrá que la sombra de este personaje histórico, tan particular que a veces cuesta no considerar como un ente de ficción, planea sobre buena parte de la misma; de hecho, Crowley fue uno de los protagonistas indiscutibles de Desde el infierno. Una historia ocula del siglo XX, una de las obras capitales de Palacios. Y tanto es así que hasta en sus dedicatorias a los lectores este crítico emplea la máxima de la filosofía thelémica -"Haz lo que quieras será la única ley"- que rigió siempre la vida de este filósofo y escritor satanista, miembro de la Golden Dawn y figura de culto para esotéricos del más variado pelaje.



Considerado por muchos como "el peor hombre del siglo XX", Aleister Crowley es una figura íntimamente unida no ya solo al cine fantástico, sino al devenir del propio arte cinematográfico desde que David W. Griffith convirtió en manifestación artística el invento técnico de los hermanos Auguste y Louis Lumière. Pese a ello, no existía hasta la fecha ningún análisis historiográfico y/o crítico, mucho menos escrito en español, acerca del vínculo existente entre ambos. Así pues, este volumen viene a rellenar un hueco imperdonable en la bibliografía universal sobre cine.

Nosferatu


Como ocurre siempre con esta colección, el presente volumen presenta autoría colectiva, y Palacios se ha encargado de reunir a una nómina de expertos imbatible: inaugura el volumen Frank G. Rubio, desde siempre interesado en el lado oculto y esotérico de la realidad, y encargado aquí de realizar una semblanza biográfica del que fuera apodado como 'la Bestia'. Acto seguido, Luciano Berriatúa -reputado historiador particularmente vinculado al cine expresionista en general y a Nosferatu en particular- contempla la relación de Crowley con el cine silente alemán, y en concreto con El estudiante de Praga y la citada película de Murnau.

Kenneth Anger


Por su parte, Pedro Porcel analiza la figura de Crowley como espectador y cinéfilo, y el propio Palacios realiza una guía de nombres -estructura que en varias ocasiones emplearía en sus colaboraciones con la revista de Manuel Valencia 2000 maníacos- de personalidades vinculadas a Crowley y/o la magia thelémica en el seno del séptimo arte: de Kenneth Anger, director experimental de títulos como Fireworks o Inauguration of the Pleasure Dome, a Harry Smith, figura clave de la contracultura norteamericana, pasando por el realizados español de culto Carlos Atanes, el director de cine de serie B Curtis Harrington -recordado sobre todo por los filmes de ciencia ficción terrorífica Night Tide y Queen of Blood-, el inimitable escritor, guionista de cómic, cineasta y psicomago Alejandro Jodorowsky o E. Elias Merhige, director de aquella memorable cinta sobre el rodaje de Nosferatu La sombra del vampiro, donde John Malkovich y Willem Dafoe encarnaron respectivamente al director y al protagonista de este clásico del cine.

Perdurabo


Posteriormente, Robert A. Haller y Antonio Weinrichter glosan respectivamente las figuras de Kenneth Anger y Harry Smith, mientras que el citado Atanes comenta breve pero sustanciosamente la relación de Crowley con su propia obra audiovisual -particularmente con su film Perdurabo-, una filmografía inédita en los circuitos comerciales pero muy comentada en los festivales especializados de medio mundo, así como en la red.



Acto seguido, Palacios se lanza de nuevo al ruedo, esta vez para realizar un repaso a aquellas películas inspiradas en cierta manera en la vida y milagros de Crowley, convertido en "supervillano" de ficciones de índole diversa. Destacan en este recorrido cintas como La novia de Frankenstein de James Whale, Satanás de Edgar G. Ulmer, La semilla del diablo de Roman Polanski, y muy particularmente dos joyas del cine de terror como La noche del demonio de Jacques Tourneur o la muy reivindicable The Devil Rides Out de Terence Fisher y escrita por el gran Richard Matheson. Igualmente, no hay que olvidar las andanzas de villanos tan carismáticos como el Dr. Phibes al que encarnara en un par de ocasiones Vincent Price o al Zé do Caixao creado por el brasileño José Mojica Marins.

Zé do Caixao


Textos de Carlos Arenas, Adolfo Reneo -que analiza la relación de Crowley con la historieta-, Antonio José Navarro y Charly Álvarez completan la nómina de autores del cuerpo central del volumen. Pero, como siempre, aún hay más: en los "Apéndices" de los que suelen disfrutar las entregas de esta colección podemos leer al propio Crowley ejerciendo de crítico cinematográfico en las páginas de Vanity Fair allá por junio de 1917, así como un fragmento de la Autobiografía de William Somerset Maugham en la que el escritor comenta cómo conoció a Aleister Crowley y cómo este inspiró al personaje protagonista de su novela El mago.



Por si esto fuera poco, el volumen nos da la oportunidad de leer el soberbio cuento "El maleficio de las runas", del maestro de la literatura de fantasmas M. R. James, que sirvió de inspiración a Tourneur a la hora de rodar la citada La noche del demonio, todavía hoy una de las mejores películas de este maestro del fantástico. Por su parte, Ian Fleming -creador del popular James Bond-, cierra estos "Apéndices" con un fragmento de su novela Casino Royale, recientemente llevada al cine con Daniel Craig en la piel del agente 007.

La noche del demonio


Unas completísimas filmografía y bibliografía, divididas en varios apartados, y unos muy útiles índices onomástico y de obras cierran, pues, este La Bestia en la pantalla, libro de importancia capital por lo inusual de su contenido y lo riguroso de su tratamiento.