jueves, 25 de noviembre de 2010

Lindsay Lohan no irá al infierno

Después de todo y a pesar de todos sus pecados, y de lo poco arrepentida que se suele mostrar, Lindsay Lohan no irá al infierno. Y es que el cartel que sigue -en realidad un teaser poster- nunca llegará a reclamar la atención del espectador desde la cartelera de cine alguno porque la productora del film en cuestión y la actriz, de mutuo acuerdo, han dado por finalizado el contrato que los vinculaba a ambos.



Inferno: A Linda Lovelace Story es, como su título al completo especifica, un biopic de la célebre actriz de cine pornográfico de los 70 que protagonizara la que todavía es hoy una de las películas (X o no) más rentables de la historia del cine: Garganta profunda. La cinta será la segunda película del director de Your Name Here -que, curiosamente, contaba con una actriz de cine para adultos reconvertida en intérprete de películas convencionales: la inimitable Traci Lords- y en un principio iba a estar protagonizada por Lohan, a la que todavía podemos ver en cartel gracias al Machete de Robert Rodriguez.

Linda Lovelace y Harry Reems en Garganta profunda


Al parecer, Inferno estará basada en Ordeal, el libro autobiográfico escrito en colaboración con Mike McGrady y editado en España con el más explícito título de Garganta profunda. Memorias de una actriz porno (La Fábrica, 2003). El volumen en cuestión es todo un ajuste de cuentas de Linda Lovelace con la industria del cine para adultos en general y sobre todo con (o mejor dicho, contra) su primer marido, Chuck Trainor, al que acusó de introducirla en contra de su voluntad en el cine X y de paso también en la prostitución. Curiosamente, años después Trainor se casaría con otra actriz legendaria del gremio: Marilyn Chambers, fallecida el pasado año.



Dicho sea de paso, este Ordeal es una de las mejores autobiografías que un servidor haya leído jamás... aunque no sea, dado su contenido explícito y el odio y el sufrimiento que destilan sus páginas, una lectura para todos los paladares; y dejan intuir, salvo que todo el mérito sea de McGrady, que la actriz tenía otros talentos aparte de los demostrados en su trabajo más recordado. Con todo, para ser exhaustivos y aunque su contenido se viera suavizado en su día, los productores también deberían leer Inside Linda Lovelace, el primer libro de la intérprete -publicado en España como Dentro (Cupsa, 1977)-, donde todavía no renegaba del porno que la convirtió en una celebridad a lo largo y ancho de todo el orbe.



Y, dado que -suponemos- el rodaje y el estreno de Garganta profunda serán uno de los elementos clave del relato de Inferno, no estaría de más que además de ver el valioso documental Inside Deep Throat le echaran un vistazo al libro Gerard Damiano: el pornógrafo indie, la biografía del ya fallecido director del film escrita por nuestro paisano Paco Gisbert, todo un experto en la materia (de hecho, coescribió con Manuel Valencia Exxxpaña, sobre el cine X nacional).



En resumidas cuentas: al parecer Lohan seguirá con su rehabilitación -esa de la que al salir la lleva semana sí semana no a pasar una noche entre rejas-, mientras que los responsables de Inferno han optado como sustituta por Malin Akerman, la actriz de nacionalidad sueca que encarnara a Silk Spectre II en Watchmen. Imaginamos que aquí tendrá que volver a ponerse una peluca oscura...

Malin Akerman


Posiblemente los espectadores hayamos ganado con el cambio, pero eso no quita que la intervención de Lindsay Lohan como Linda Lovelace -dos actrices que comparten algo más de las iniciales- conllevara interesantes lecturas implícitas que ahora dejarán de ser una interesante baza para este, ya desde mucho antes de su estreno, polémico film.

Lohan recrea a Lovelace para el fotógrafo Tyler Shields


Esperaremos pues ansiosamente el estreno de Inferno, que tendrá lugar a lo largo del próximo año, sea con la actriz que sea. De momento, y a modo de homenaje, dejamos aquí un documento (cuasi) histórico: el obituario publicado por el diario El Mundo en 24 de abril de 2002, poco después del fallecimiento, tras un aparatoso accidente de coche, de la ya mítica Linda Lovelace:

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Segunda dosis de terror

Ya nos hicimos eco en su día de la publicación de Terror en píldoras, libro que el estudioso David G. Panadero dedica a las películas de terror compuestas por pequeños episodios. Dado el indudable interés de la propuesta no queremos dejar de señalar que ya está disponible una segunda edición corregida, con nueva -y llamativa- cubierta a cargo de Fernando Cámara. Una lectura obligada para los amantes del género del terror, de mano de Prótesis Editorial y Grupo Kelton.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

RAY HARRYHAUSEN

Ray Harryhausen. El maestro del stop-motion
Carlos Díaz Maroto
Madrid, Calamar, 2010
288 pp. - 28,50 €



Aunque ya podíamos encontrar un par de referencias bibliográficas con su figura como principal protagonista -El mundo mágico de Ray Harryhausen de J. L. Fernández-Rebollos, editado por el Festival de Cine de Gijón, y el volumen colectivo Ray Harryhausen. Creador de monstruos, publicado por Maia el año pasado-, este técnico de efectos especiales, cuya mera mención nos trae a los cinéfilos tantos recuerdos relacionados con el cine fantástico que disfrutamos en los cines y en la televisión durante nuestra infancia, bien merecía un nuevo análisis pormenorizado de sus aportaciones al séptimo arte realizado en España, país que vio varios de sus rodajes. La oportunidad se manifiesta con este Ray Harryhausen. El maestro del stop-motion que acaba de publicar Calamar Ediciones.

Ray Harryhausen

El libro en cuestión viene firmado por Carlos Díaz Maroto, crítico cinematográfico especializado en el cine fantástico de factura clásica, como demuestran otros títulos de su producción como Los hombres lobo en el cine o King Kong. El rey del cine, ambos editados por Jaguar. Nadie mejor que este escritor madrileño para desgranar la vida, obra y milagros -nunca jamás la etiqueta de "y milagros" le vino mejor a otro que no fuera este mago del celuloide- de Ray Harryhausen, desde sus primeros pasos profesionales sin acreditar en producciones de animación de George Pal y documentales bélicos firmados por los cineastas Frank Capra y Anatole Litvak hasta Furia de titanes, de 1981, último largometraje en el que se encargó de los efectos especiales... sin olvidar los proyectos que nunca se terminaron y/o jamás llegaron a ver la luz, y a los que Díaz Maroto dedica una atención especial digna de encomio.



Así, después de tres epígrafes dedicados a glosar los efectos especiales más primitivos del séptimo arte -esto es, los antecedentes del propio Harryhausen- así como los primeros años profesionales de este maestro de la animación fotograma a fotograma, el libro se articula mediante una propuesta de capítulo por film, empezando por El gran gorila -una secuela del éxito de King Kong, ahora dirigida en solitario por Schoedsack y quedando Cooper como coproductor junto al gran John Ford- y siguiendo por cintas tan celebradas por los amantes del cine fantástico y de serie B como El monstruo de tiempos remotos, Earth vs. the Flyning Saucers o 20 Million Miles to Earth.

El monstruo de tiempos remotos

A continuación aparece ya la que sin duda es una de las obras maestras de Harryhausen, y por extensión una de las cumbres del cine de fantasía: Simbad y la princesa, dirigida por Nathan Juran y primera de las tres películas que Harryhausen dedicara al célebre marino. Tampoco faltan, claro, joyas como Jasón y los argonautas, Hace un millón de años -unica producción de la mítica Hammer que contó con Harryhausen, y film de ambientación prehistórica a mayor gloria del rotundo físico de Raquel Welch- o la muy curiosa y reivindicable The Valley of Gwangi, inédita en nuestros cines pero emitida por algún canal de televisión patrio muy de vez en cuando.



Como todo buen libro de cine, además del valor intrínseco del texto su contenido ha de entrar por los ojos... más todavía si la obra se orienta a comentar el trabajo de alguien como Ray Harryhausen, dedicado a materializar criaturas imposibles surgidas de los sueños más maravillosos -y de las pesadillas más horribles- de los hombres. Para ello se ha contado con la colaboración y el beneplácito de The Ray & Diana Harryhausen Foundation, que ha aportado no solo fotografías de los filmes, sino dibujos y bocetos del propio Harryhausen, la mayoría prácticamente desconocidos hasta la fecha para el lector medio y a la postre un auténtico tesoro para el aficionado.

Simbad y la princesa

Completan la oferta, repleta de anécdotas de índole histórica sobre el desarrollo de los proyectos y los rodajes de los filmes, un capítulo dedicado a los proyectos no rodados de Harryhausen -nada menos que 34 páginas sobre los mismos, demostrando el ingente trabajo de documentación del autor- y otro que retrata la relación del artista con el cómic, cuyo mundo también ha demostrado conocer Díaz Maroto en alguna que otra ocasión gracias a artículos y traducciones dedicadas al mismo.

Jasón y los argonautas

La filmografía y la bibliografía pertinentes cierran un trabajo de investigación al que solo se le puede poner una pega: se echa de menos un mayor juicio crítico sobre los filmes en cuestión, más allá del trabajo técnico de Harryhausen (este sí enjuiciado con más enjundia), y que en la mayoría de las ocasiones se reduce a una mera mención de pasada. Por lo demás, como instrumento de documentación su interés es irreprochable, y como fuente de disfrute y gozo para el cinéfilo, también.



Para terminar, y como suele ser costumbre al hablar de las publicaciones de Calamar, merece la pena destacarse el diseño y maquetación del libro, firmado por el propio editor Miguel San José Romano, que demuestra un gusto exquisito tanto en una faceta de su labor como en la otra: estamos ante un libro que, como sugeríamos antes, se disfruta ya ojeando y hojeando sus páginas, pues en ellas el lector encontrará numeroso material gráfico que lo retrotraerá a épocas y técnicas pretéritas en las que el espectáculo del cine se ganó el calificativo de mágico. Algo que últimamente, como ya sugiere Díaz Maroto en la presentación que abre el volumen, está empezando a perderse, esperemos que no para siempre.

Carlos Díaz Maroto (izda.), con el realizador Paco Plaza (dcha.) y el autor de este blog