Hollywood maldito
Jesús Palacios
Madrid, Valdemar, 2014
384 pp. - 20 €
Hollywood, en tanto en cuanto es considerado como la Meca del Cine, es conocido popularmente como la Fábrica de los Sueños; pero allá donde se crean los sueños también se gestan las pesadillas. Y las más temibles son aquellas de las que, como ocurría en la saga de Pesadilla en Elm Street protagonizada por el inefable Freddy Krueger, el durmiente no logra regresar con vida al mundo de la vigilia.
El Freddy Krueger de La nueva pesadilla de Wes Craven: el cine (maldito) dentro del cine
Desde los albores del cine silente hasta nuestros días, podemos hallar una serie de películas en cuyo proceso de preparación, rodaje y estreno se han sucedido una serie de acontecimientos extraños que han despertado la susceptibilidad de los espectadores. Tanto es así que desde entonces se habla de la existencia de películas malditas. Y, por supuesto, el cine de terror ha sido el mejor campo abonado para la gestación de mitos modernos relacionados con este concepto.
Jesús Palacios, autor del libro
Para tratar dicho tema, nadie mejor que el crítico especializado en cine y cultura popular Jesús Palacios. El primer acercamiento al mismo tuvo lugar hace ya diecisiete años, en el volumen Satán en Hollywood, que puede entenderse como germen de este Hollywood maldito que a finales del año pasado veía la luz, como aquel, de la mano de Valdemar. Tanto es así que el presente volumen supone, en palabras de la propia editorial, "una suerte de ampliación y actualización de aquel otro ensayo", enriquecido mediante investigaciones posteriores del propio autor (entre las que cabe citar las recogidas en el volumen colectivo, y coordinado por el mismo Palacios, La bestia en la pantalla).
Nosferatu: versión libre del Drácula de Stoker con el fin de no pagar derechos de autor
Tras un iluminador prólogo, el capítulo 1 ("De Europa a Hollywood") se centra en la figura de uno de los más grandes genios del séptimo arte: Friedrich Wilhelm Murnau. Realizador de trágico final -murió demasiado pronto en un fatal accidente automovilístico-, el capítulo en cuestión focaliza su atención en dos de sus más populares trabajos: Tabú, el film semidocumental filmado a cuatro manos con Robert Flaherty, y muy especialmente Nosferatu, en cuya investigación el autor se muestra deudor del trabajo de un especialista en esta primera adaptación (no oficial) del Drácula de Bram Stoker de la talla de Luciano Berriatúa.
Mia Farrow encarnó a Rosemary, la protagonista de La semilla del diablo
Acto seguido, el capítulo II ("La era de Lucifer") se centra en una de las mejores (y más polémicas) cintas del cine de terror de la década de los 60: La semilla del diablo. Por supuesto, el gran protagonista del capítulo no es otro que el polaco Roman Polanski, realizador que vivió una tragedia en primera persona cuando su esposa y madre de su futuro hijo nonato, la actriz Sharon Tate, fue asesinada por los acólitos del mesiánico Charles Manson en una noche que ha pasado a la historia de la crónica negra y de sucesos del siglo XX. Para algunos, ese acontecimiento y otros momentos tormentosos de la vida del autor de Chinatown se deben a su osadía a la hora de acercarse a la figura del Diablo en su citada adaptación de la novela de Ira Levin.
Pazuzu, el demonio de El exorcista que ser perdió en la mesa de montaje
El capítulo III ("El exorcista y la pantalla paranormal") tiene, como su título indica, al film de William Friedkin -que, según se dice, maldijo la carrera de Linda Blair, la inolvidable Regan- como protagonista principal; pero Palacios no se centra únicamente en la adaptación del exitoso bestseller de William Peter Blatty -que luego tomaría las riendas de la saga adaptando él mismo su novela Legión como tercera entrega de la misma-, y se acuerda de tratar otros filmes malditos de la época, como La profecía, La maldición de Amityville o la menos relevante El ente.
Carol Anne y un televisor sin señal: una de las imágenes más icónicas del terror de los 80
Si de este asunto se trata, no podemos olvidar el film maldito por excelencia: Poltergeist. Dirigida por Tobe Hooper y producida -y según algunos, algo más que producida- por Steven Spielberg, no ha habido en la historia de Hollywood una película que haya aglutinado más tragedias personales que esta, tal y como nos recuerda el capítulo IV ("Ya están aquí: La maldición de Poltergeist"); particularmente (y tristemente) célebres son los dramáticos fallecimientos de la joven Dominique Dunne (la hija adolescente de la primera entrega), asesinada por un novio celoso; y la pequeña Heather O'Rourke, la popular Carol Anne de las tres películas, que murió a causa de una enfermedad fatal.
Christopher Reeve, un Hombre de Acero de trágico final fuera de la gran pantalla
El capítulo V ("La caída de los dioses") esconde bajo su viscontiniano título un repaso a las maldiciones personales de los actores que han encarnado a un Superman, el célebre superhéroe de DC Comics, de carne y hueso: del primer (y olvidado) Kirk Alyn al tercer (y para muchos, definitivo) Christopher Reeve, pasando por un televisivo George Reeves que, tal y como cuenta el reivindicable film Hollywoodland, también tuvo un trágico (y misterioso) final. Tal y como nos recuerda Palacios, dicha supuesta maldición habría alcanzado también a otros actores relacionados con el mítico Hombre de Acero, como la actriz Margot Kidder (la Lois Lane de los años 70 y 80) o el malogrado cómico Richard Pryor...
Brandon Lee siguió los pasos de su padre, en el cine y más allá de la muerte
Finalmente, el capítulo VI ("Artes marciales, artes negras") se centra en un film no de terror puro y duro como la mayoría de los anteriores, pero sí fantástico y con una imaginería cercana al género: The Crow (El Cuervo). Adaptación del cómic homónimo de James O'Barr -que también vivió una tragedia personal que le marcaría para siempre y que está en el origen de su creación-, el film de Alex Proyas -a nuestro parecer mediocre- ha pasado a la historia del séptimo arte como la película en cuyo rodaje falleció en extrañas y dramásticas circunstancias su actor protagonista, Brandon Lee, a la postre prometedora estrella del cine de acción e hijo del mítico Bruce Lee, que también falleció demasiado pronto.
The Blair Witch Project: ¿ejemplo del nuevo cine maldito?
Unas conclusiones del autor, en las que tilda a las películas malditas de noción romántica, suponen el punto y final de un ensayo tan erudito como ameno, acompañado de carteles y fotografías, y con una completa bibliografía que servirá como herramienta de trabajo a aquel lector interesado en el tema que desee seguir profundizando en él. Por lo demás, Hollywood maldito nos parece un libro indispensable para todo amante del cine de terror... crea en películas malditas o no.
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