Anna Karina. La princesa de la Nouvelle Vague
Albert Galera
Barcelona, Alrevés, 2011
176 pp. (+ 16 pp. color) - 26 €
La celebrada -y al parecer del que esto suscribe, por lo general muy acertada y funcional- política de los autores defendida por los más famosos críticos (y futuros cineastas) de Cahiers du Cinéma acabó beneficiándoles directamente cuando acabaron constituyendo eso que se ha venido a llamar la Nouvelle Vague o Nueva Ola francesa -otra etiqueta muy apropiada, dicho sea de paso-, pero se volvió en su contra... al menos en parte, resultando ser las principales bajas colaterales aquellas que conformaban su particular star system.
Así, cuando hablamos de la Nouvelle Vague enseguida nos remitimos al núcleo duro formado por los cineastas Jean-Luc Godard, François Truffaut, Eric Rohmer, Claude Chabrol y Jacques Rivette, y no nos acordamos tanto de las estrellas que plasmaron ante la pantalla los sueños y las elucubraciones de aquellos: los nombres de Jean Paul Belmondo, Jean Seberg, Jean-Claude Brialy o Jean-Pierre Léaud (aka Antoine Doinel) son convocados muchas menos veces. Y el de Anna Karina no es, desde luego, una excepción.
"Me gusta pensar que en el origen de este libro hay un enfado. Un arrebato de venganza cinéfila o de justicia poética, porque... Anna Karina fue el icono femenino de la Nouvelle Vague por excelencia y eso es algo que, al menos a este lado de los Pirineos, se olvida demasiado a menudo". Son palabras del crítico cinematográfico Philipp Engel, extraídas de su prólogo a Anna Karina. La princesa de la Nouvelle Vague, el libro que firma Albert Galera y que acaba de editar Alrevés; unas palabras que muy bien podrían explicar el germen de una obra como esta. Porque vaya por delante, y es algo que podrá gustar más o menos al lector, que estamos ante un volumen hagiográfico escrito por un admirador incondicional de la intérprete franco-danesa.
Después de una semblanza biográfica inicial, que sitúa al lector en los orígenes del personaje público retratado, el libro pasa a realizar un completo recorrido por la filmografía de la actriz, centrándose principalmente en el cometido desarrollado por esta en cada una de las películas en las que participó, citando diálogos y subrayando las escenas más importantes o memorables. Por supuesto, el otro gran protagonista del libro es el citado Jean-Luc Godard, verdadero descubridor de Anna Karina, a la que dirigió en ocho largometrajes: El soldadito, Una mujer es una mujer, Vivir su vida (para el que esto firma, una de las cumbres de la obra de ambos, director e intérprete), Banda aparte, Lemmy contra Alphaville, Pierrot, el loco, Made in USA y uno de los episodios de El oficio más viejo del mundo. A lo largo del desarrollo de esta obra conjunta ambos se enamoraron, se casaron y acabaron divorciándose tras seis años de matrimonio. Una vida privada en común que se entrelazó con la pública y marcó profundamente algunos de los fotogramas más memorables de la historia del cine europeo.
Pero Anna Karina es y fue mucho más que "la musa de Godard" -este es precisamente el título del capítulo que glosa la colaboración entre ambos-: a lo largo de su prolífica carrera fue dirigida por grandes cineastas europeos, tanto franceses (Agnès Varda, Michel Deville, Roger Vadim, los citados Rohmer y Rivette) como extranjeros (los italianos Zurlini y Visconti, los alemanes Fassbinder y Schlöndorff, el inglés Tony Richardson)... sin olvidar nombres como George Cukor, el chileno afincado en Francia Raoul Ruiz o, ya más recientemente, Jonathan Demme, que requirió sus servicios para La verdad sobre Charlie, su remake del Charada que protagonizaron Cary Grant y Audrey Hepburn.
Así, otros títulos destacados de su filmografía pero ajenos a la sombra de Godard serían La religiosa de Rivette, El extranjero de Visconti, Justine de Cukor, La isla del tesoro de Ruiz, Risa en la oscuridad de Richardson, Ruleta china de Fassbinder o Cleo de 5 a 7 de Varda. Todos ellos por cierto, con la salvedad de los dos últimos, adaptaciones literarias de, respectivamente, Denis Diderot, Albert Camus, Lawrence Durrell, Robert Louis Stevenson y Vladimir Nabokov. Y todos ellos comentados a lo largo de presente libro: Galera recorre pormenorizadamente unos títulos, pasa más por encima de otros (obviamente, por considerarlos de menor interés), pero no se deja nada en el tintero. Ni siquiera aquellos filmes de no ficción donde Anna Karina participa como ella misma, caso del documental de la serie Cinéastes de notre temps dirigido por Rohmer y dedicado a Carl Th. Dreyer, o aquellos en los que la actriz se atrevió a ponerse tras la cámara.
El volumen, en su voluntad por ser exhaustivo, se completa con varios textos que podrían funcionar a modo de apéndice: el ensayo "Roller Girl", que firma Toni Fonollet (y único del volumen que no está escrito por Galera), se centra en la carrera como cantante de Anna Karina; por su parte, "Made in Karina" repasa la influencia que ha supuesto la intérprete para el cine posterior, con referencias que van de la Princesa Leia de la saga Star Wars a la pornstar Sasha Grey de The Girlfriend Experience, pasando por la Juliette Binoche de Mala sangre o la Elina Löwensohn de Simple Men de Hal Hartley... dicho sea de paso, y junto con Quentin Tarantino, el cineasta norteamericano más diáfanamente influenciado por la obra de Godard. Finalmente, un pliego de imágenes en color, un glosario y la consabida filmografía acaban por dar forma al libro.
Como decíamos, este Anna Karina. La princesa de la Nouvelle Vague es la obra de un fan fatal de la actriz; por tanto, quien espere de ella un análisis crítico profundo se sentirá decepcionado. Tampoco es una biografía al uso, mucho menos una de esas que apuestan por lo más políticamente incorrecto y que gustan de incluir la leyenda de "Biografía no autorizada" en su cubierta. Pero sí es un bonito -y muy merecido- homenaje, que rellena un hueco en la producción bibliográfica española, dedicado a una figura que trasciende, como el autor se encarga de demostrar en repetidas ocasiones, su condición de actriz para convertirse en todo un icono cultural definitorio de un cine -el de la Nueva Ola gala- cuyos logros todavía colean, así como de una época que ha quedado marcada a fuego en el recuerdo de generaciones sucesivas de cinéfilos de todo el mundo. Ahí es nada.
3 comentarios:
¡Muchas gracias por compartir tanta información!
Me ha gustado mucho.
Muy buen blogg
Me encanta!
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