lunes, 18 de julio de 2011

300 DIRECTORES MALDITOS

300 directores malditos
Augusto M. Torres
Madrid, Cátedra, 2011
432 pp. - 18 €



Aunque ha escrito y publicado textos de la más variada naturaleza, y más allá de la atención que le ha dedicado a un director como Manuel Gutiérrez Aragón, el crítico e historiador cinematográfico Augusto Martínez Torres se ha especializado en un tipo de ensayo muy específico: el libro de consulta. Así lo corroboran algunos de los títulos más celebrados de este autor, también realizador cinematográfico: es el caso de Videoteca básica de cine, El cine italiano en 100 películas, El cine norteamericano en 120 películas, 100 años de cine, Películas del cine mundial, el más reciente 720 directores de cine o el fundamental y monumental Diccionario Espasa: Cine, al que siguió un más modesto pero también muy recomendable Diccionario Espasa: Cine español.


Dennis Hopper


Dentro de esta línea se inscribe su última obra, 300 directores malditos, que acaba de publicar Cátedra. Como su título indica, estamos ante una antología de semblanzas biográficas -acompañadas de sus respectivas filmografías- de trescientos realizadores al que el autor considera, en buena medida, como "malditos". Así reza el texto de presentación, extraído del prólogo del libro que firma el propio autor: "Esta selección de 300 directores malditos -aquellos que, por múltiples razones, no gozan del prestigio que merecen- está llena de cineastas que han destacado en otras actividades, pero como realizadores de cine han sobresalido menos. Olvidados directores de cine mudo, directores que empiezan bien y acaban mal, directores artesanos con una única obra maestra entre su larga e irregular filmografía, directores que mueren cuando sus películas comienzan a ser buenas, directores con mala suerte, directores norteamericanos represaliados por el senador Joseph MacCarthy para acabar con los comunistas en Hollywood, directores de países comunistas del este europeo perseguidos por la larga mano del camarada Iosif Stalin, directores prometedores de corta carrera y un largo etcétera de poco conocidos, menospreciados o ignorados directores africanos y asiáticos".


Guillermo Arriaga


Como se ve, Martínez Torres encara el tema con amplitud de miras. Esto, claro, presenta sus riesgos, y la selección resultante no está exenta no ya de subjetividad, sino incluso de polémica. Al que esto firma le ha llamado particularmente la atención la inclusión de realizadores de obra escasa... pero reciente, y a los que se les supone puedan volver a dirigir cualquier día de estos. Es el caso del guionista Guillermo Arriaga, que debutó en 2008 con Lejos de la tierra quemada, o el diseñador de moda Tom Ford, que hizo lo propio en 2009 con
Un hombre soltero.


Pedro Costa


El autor también ha incluido, y esto me parece todavía más discutible -en la medida en que amplía la nómina de realizadores susceptibles de ser malditos a un número demasiado alto y por tanto poco funcional o revelador del asunto en cuestión- a aquellos directores más o menos minoritarios que no consiguen ver todos o casi todos sus trabajos estrenados en España... Es decir, un porcentaje muy alto del cine de autor que se hace en todo el mundo. Así, aparecen en el presente libro realizadores que son carne de festivales y de las descargas de la red: Nuri Bilge Ceylan, Park Chan-Wook, Pedro Costa (el portugués, no el español), Terence Davies, Claire Denis -de la que se acaba de estrenar, mira por donde, Una mujer en África-, Arnaud Desplechin, Kim Ki-duk, Hirokazu Kore-Eda o Apichatpong Weerasethakul, por citar solo algunos.


Apichatpong Weerasethakul


Todavía extraña más el concurso de un realizador como Jim Jarmusch, de corte, sí, independiente, pero de filmografía ya considerable y que sí estrena sus trabajos con regularidad más que considerable -la última, si no recuerdo mal, fue Los límites del control-; por no hablar del caso de James Gray, cuya aparición solo podría justificarse con el retraso de dos años del estreno de la soberbia Two Lovers... pero que, por lo demás, ve cómo sus películas nos llegan con una distancia temporal lógica respecto de su estreno en los Estados Unidos.


James Gray


Por supuesto, también aparecen los directores que esperábamos encontrarnos: los incorruptibles y personalísimos José Luis Guerín, Sacha Guitry, Alexander Kluge, Jean Vigo o el tristemente desaparecido antes de tiempo Jean-Claude Lauzon; directores (y sobre todo) iconos malditos de ayer y de hoy como Dennis Hopper o Vincent Gallo; actores que dirigieron muy ocasionalmente, la mayoría solo una vez, como Marlon Brando (El rostro impenetrable), Charles Laughton (La noche del cazador) o Peter Lorre (El hombre perdido); o aquellos directores que se han convertido en ejemplos definitorios de la condición de malditos, que al menos en el siempre complejo sistema de producción y exhibición español son, lamentablemente, legión: Llorenç Llobet-Gracia, Juan Estelrich, Jacinto Esteva, Alfonso Ungría, Iván Zulueta, Albert Serra... Precisamente este tema, el de los malditos del cine español, ya lo trató el autor en el libro Cineastas insólitos (Nuer, 2000), si bien allí lo hizo en forma de antología de entrevistas con realizadores como Jesús Franco, Pere Portabella, Manuel Mur Oti o Antonio Isasi-Isasmendi.


Alexander Kluge


Pese a lo antes expuesto, no obstante, la inclusión de todos estos nombres, los discutibles y los que no lo son (o no parecen serlo), permite conocer la opinión que de su obra tiene un crítico tan (merecidamente) reputado como Augusto Martínez Torres, y no desmerece en demasía la utilidad indiscutible de una guía que para más de uno podría convertirse en uno de sus libros cinematográficos de cabecera. Muy recomendable, pues, por lo que tiene de útil en la medida en que es un volumen de consulta, y también por lo que tiene de dinamizador de juicios mediante la disparidad de criterios y la posibilidad que nos da de discrepar.

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