lunes, 27 de febrero de 2012

MALAS PERO DIVERTIDAS

Malas pero divertidas. 100 películas inconfesables
Naxo Fiol & Aratz Juanes & Víctor Olid
Barcelona, Raima, 2011
240 pp. - 19,95 €




Sin que en puridad tengan nada que ver, el presente libro podría considerarse como un hermano bastardo de Cult Movies, obra que casualmente leímos y reseñamos inmediatamente antes. Y es que los dos presentan algunas características comunes: ambos son una antología de cien comentarios sobre otras tantas películas que están al margen de las modas imperantes y las grandes producciones de Hollywood, y los dos surgen como prolongación natural en formato impreso de proyectos digitales previos: en el caso del libro de Vicente Muñoz Álvarez, de la web Hankover (Resaca); en lo que concierne a este Malas pero divertidas que editaba Raima a finales del año pasado, del blog colectivo que firman sus tres autores, Aquí Vale Todo, que desde que un servidor tuvo noticia de él se ha convertido en una web de referencia y visita regular obligada.


Olid, Juanes y Fiol: malos pero divertidos


Además, los subtítulos de ambos volúmenes son prácticamente intercambiables: por un lado, lo de “100 películas inconfesables” no le iría mal a una obra como Cult Movies, por la que se pasean junto a algún que otro clásico incontestable monumentos a una estética de dudoso gusto y/o una moral de lo más discutible, de Saló de Pasolini o La gran comilona de Ferreri a títulos más recientes como la escatológica Taxidermia o la polémica Anticristo de Lars von Trier. Pero de lo que no cabe duda alguna es de que el subtítulo de esta obra, “Películas para llevarse al Infierno”, le viene ni que pintado al libro que ahora nos ocupa: un repaso a lo más paupérrimo, lamentable, grotesco… a la par que divertido -como ya sugiere su mismo título- que ha dado la producción cinematográfica mundial. Aunque por otra parte quizá sea innecesario llevarse estas películas al infierno... porque ya deben de estar allí esperándonos.


Uno de los clásicos de la serie Z


Y es que, como ya imaginará el lector, el objeto de Malas pero divertidas es precisamente el cine llamado trash o de serie Z -sus autores, más castizos, prefieren el término "cine chungo"-, esas cintas que siendo el pobre resultado de tantas limitaciones (unas veces económicas, otras artísticas, ambas cosas las más de las veces), cuando no de la desfachatez más absoluta por parte de sus responsables, se convierten en objeto de culto por parte de aquellos que disfrutan con este tipo de cine, que más allá de rasgos temáticos se ha acabado convirtiendo en una suerte de subgénero. Ni que decir tiene que un servidor se cuenta entre ese grupo de cinéfilos (otros dirían, quizá con más acierto, cinéfagos) que disfrutan escarbando en busca de este tipo de productos en las tiendas especializadas y en Internet. De ahí que le dedicara una sección, ya desaparecida y por algunos añorada, en nuestro blog hermano mayor Abandonad toda esperanza, bajo el lema de “Bodrios que hay que ver”.


El director de Mega Shark vs. Giant Octopus
firma el prólogo


Pero centrémonos ya en el contenido de este, les adelanto ya que indispensable, Malas pero divertidas, un libro que arranca con un prólogo de Jack Perez, director de Mega Shark vs. Giant Octopus... lo cual es ya toda una declaración de intenciones. Los autores, entre los que se cuentan el director de cine amateur, fanzinero fundador de Suburbio y y coorganizador de la Maratón de Cine Fantástico y de Terror de las Cotxeres de Sants Naxo Fiol, y el realizador del programa de radio La hora de Ving Rhames Víctor Olid, han elegido cien títulos clasificados de la siguiente forma: "Malas y peligrosas", "Malas que intentaron dar miedo", "Malas con pedigrí", "Malas pero exóticas", "Malas y disparatadas" y "Malas de castigo". Es decir: cine de muchas clases, con diversos rasgos distintivos... pero todo él malo sin excepción. En ocasiones, diríamos que malísimo.


Un intento patrio de aprovecharse
del éxito de Superman


Y desternillante. Tanto es así que leyéndolo un servidor se saltó una de las reglas de oro que cumple a rajatabla cuando lee un libro de estas características: leer solo aquellos comentarios de las películas que ya ha visto. No lo cumplí con Cult Movies, si bien allí fue por una razón diferente: la curiosidad que me despertaron algunos títulos que conocía poco o que incluso me resultaban totalmente desconocidos. En el caso de Malas pero divertidas, y aunque en su interior también he descubierto alguna que otra joya ignota -y lo de joya solo puede ir en cursiva, claro está-, la razón para leerlo de cabo a rabo fue que me estaba divirtiendo mucho con él. En ocasiones, tanto o más que viendo las películas comentadas en cuestión.


Barman y Droguin contra el crimen... y el buen gusto


Así que lo leí entero, primero a salto de mata y luego volviendo atrás y dando buena cuenta de los textos que me había saltado. De esta forma descubrí que por sus páginas se pasean cineastas que no podían faltar a una cita similar, caso de nuestros ínclitos Jesús Franco y Paul Naschy, el malogrado Jean Rollin, un par de genios de la exploitation italiana como Aristide Massaccesi y Bruno Mattei (o lo que es lo mismo, Joe D'Amato y Vincent Dawn), clásicos de nuestro cine más psicotrónico (como Supersonic Man de Juan Piquer Simón), o (puestos a no faltar) los debuts en la dirección de Ricardo Bofill y Leonardo Dantés. Pero también hay sorpresas, la mayoría provenientes de latitudes cuyas filmografías no son muy conocidas aquí pese a compartir el mismo idioma -caso de México o Perú, los países de América Latina más presentes aquí-, que han legado a la historia del séptimo arte filmes cuyo título ya lo dice todo: Intrépidos punks, Fray Justicia (no confundir con Fray Escoba), Caperucita y Pulgarcito vs. los Monstruos, El miedo no anda en burro (con diferencia, mi favorito), Dios tarda pero no olvida (no es un spaghetti western, aunque por el título lo parezca), Juanito el huerfanito, Jarjacha, el demonio del incesto, La verdadera historia de Barman y Droguin (con toda la desvergüenza del mundo, sin pagar derechos a DC Comics), Jarri Puter (lo mismo, pero con J. K. Rowling), etcétera.



Los carteles de Boris Vallejo,
lo mejor de la saga


Si atendemos a temáticas, podemos destacar algunas como el subgénero postapocalíptico a lo Mad Max (con títulos como 2024. Apocalipsis nuclear, 2020. Los rangers de Texas o El infierno vuelve a Frogtown) o las llamadas -en muchas ocasiones de forma reduccionista- "películas de kárate" (Kárate contra mafia, Veredicto implacable). También hacen acto de presencia actores inevitables de este cine de videoclub (o direct to video, en terminología anglosajona), como Chuck Norris (Invasión U.S.A.), Lorenzo Lamas (Snake Eater), David Hasselhoff (Nick Fury Agent of Shield, aka Objetivo Manhattan), Hulk Hogan (Lucha sin límites)... junto a alguna que otra special guest star inesperada, como los cantantes Antonio Molina y El Fary. Junto a todos estos títulos destaca la saga Deathstalker, serie Z al rebufo del éxito del Conan el bárbaro de Millius y Schwarzenegger, que es analizada pormenorizadamente, entrega a entrega, por los autores del libro.


Lorenzo Lamas, un habitual del direct to video


De esta forma, Malas pero divertidas se convierte en un placer no necesariamente culpable, como sí lo son la mayoría de películas comentadas, y donde he tenido el placer de encontrar comentarios de filmes que en la citada sección de "Bodrios que hay que ver" un servidor glosó en su día. Este es el caso de la lamentable Vampirella, la muy cutre Alien Dead, la inenarrable Noche en el tren del terror, la ridícula Neon Maniacs, la sorprendente (en muchos sentidos, y casi ninguno bueno) producción española Los violadores, la divertida (por lamentable) El violador infernal o la inevitable -en una obra de estas características, por supuesto- R.O.T.O.R.


Chuck Norris, toda una institución de
las action movies de bajo presupuesto


Leyendo estos comentarios recordé aquellos que escribí en su día, y caí en la cuenta de que el único defecto que podría ponerse a este Malas pero divertidas no solo no lo es tanto, sino que es un rasgo poco menos que inevitable: Fiol, Juanes y Olid emplean un registro textual en muchas ocasiones próximo a la oralidad, con vulgarismos y giros lingüísticos muy habituales en el registro hablado pero en principio impropios del escrito. Un registro que, precisamente, usé yo para comentar en su día estas películas pese a que no lo utilice en el resto de textos. Y es que sobre películas como estas, difícilmente se puede escribir de otra manera: con cercanía al lector y sin ningún tipo de respeto por el material referenciado.


Troll 2: para muchos, la peor película de la historia


Por si todo esto fuera poco, el libro incluye a modo de apéndice una relación de "Otras cien películas inconfesables", donde aparecen títulos de realizadores como Ed Wood Jr. o Roger Corman, un par de adaptaciones de cómic como Daredevil y La liga de los hombres extraordinarios... y filmes tan curiosos (por decir algo) como Blood Feast, The Manitou, Star Crash, Abrazo mortal (esta, ya ven, no me parece mala precisamente, aunque sea barata), Mil gritos tiene la noche, Regreso del más allá, Future Kill, Ghoulies, la mítica Troll 2, Alone in the Dark del inefable Uwe Boll... y hasta un par de thrillers de Al Pacino, 88 minutos y Asesinato justo (este también con Robert de Niro). Un listado precedido de una nota en la que los autores amenazan conque quizás un día de estos llegue un Malas pero divertidas 2 que recoja algunas o todas de las aquí citadas; ojalá este Malas y divertidas sea el éxito que merece ser y sus autores puedan y quieran cumplir su amenaza.

2 comentarios:

Jam dijo...

Son un puñado de prepotentes que cuando se quedan sin argumentos para defender sus tesis basadas mayoritariamente en el odio, los prejuicios y la envidia cuando están en contra, y a la nostalgia falsamente camuflada de opinión personal cuando están a favor, recurren al insulto.
Para leer sobre serie Z y trash existen otros autores con capacidades cognitivas de las que estos tipos carecen.

Francisco J. Ortiz dijo...

Para gustos, los colores: a mí me pareció un libro muy divertido y sin más pretensión que la de pasar un buen rato leyéndolo (y me parece que escribiéndolo también).